domingo, 18 de octubre de 1998

Tercer año (1998-1999).

 El romanticismo y algunos ejemplos de nacionalismo musical: Schumann, Mendelssohn, Berlioz, Chopin, Liszt, Brahms, Dvorak, Albéniz, Granados y Falla


No sé porqué razón, al comienzo de este año anuncié que, después de haber visto algo de la música del período 1730-1830, íbamos a ocuparnos de la siguiente centuria (1830-1930), “a un nivel mucho más superficial” (¿todavía más superficial?). Dediqué una gran parte de la primera sesión (18.X.98) a explicar el importante papel otorgado a la Música por el Romanticismo y a mostrar qué significaron las ideas románticas en el lenguaje musical: paulatina disolución de las grandes formas clásicas y preferencia por las formas breves; progresiva agresión a la armonía clásica y paulatino enmascaramiento del centro tonal; emancipación del timbre o color orquestal, etc. Al final, oímos música de Schumann: el Carnaval, op. 9 y las Kinderszenen, op. 15.
La segunda sesión (22.XI.98) estuvo dedicada a Felix Mendelssohn y a Hector Berlioz; de este último, escuchamos entera la Sinfonía fantástica; al tratarse de uno de mis autores preferidos, quizás un día podríamos volver al amigo Hector y a sus controvertidas músicas.
La tercera sesión estuvo consagrada íntegramente a Frédéric Chopin: Estudios, Preludios, Polonesas, Nocturnos  y Valses.
Franz Liszt ocupó la cuarta sesión (7.III.99); además de escuchar uno de los Grandes Études de Paganini (la famosísima Campanella), la Rapsodia Húngara n. 12, alguna Consolación y dos poemas sinfónicos (Los preludios y La batalla de los hunos), degustamos algunas suculencias: Funérailles, Jeux d’eau à la villa d’Este (pre-impresionismo) y tres piezas del último Liszt, que preludian un nuevo mundo; por ejemplo, la Bagatela sin tonalidad.
La quinta sesión (18.IV.99) la dedicamos a Johannes Brahms con fragmentos del Requiem alemán, de la Segunda, Tercera y Cuarta sinfonías, del Concierto para violín, del 2º Concierto para piano; y dos maravillas: el adagio del Quinteto para clarinete y algunos de los últimos Intermezzi.
La sexta sesión (16.V.99) fue extrañamente miscelánea: estuvo dedicada a Antonin Dvorak (sólo dos miniaturas: el allegretto grazioso de la 8ª sinfonía y el extraordinario adagio del Cuarteto nº 12 “Americano”); a Isaac Albéniz y a Enrique Granados; aunque escuchamos algunas de las piezas más conocidas de ambos autores, los dos serían merecedores de una nueva visita. Y se cerró este denso año con una última sesión (13.VI.99) dedicada a Manuel de Falla; además de otras piezas, escuchamos íntegramente las que se consideran dos de sus obras maestras: el Retablo de maese Pedro y el Concierto para clave.